Descripción
En El segundo pecado el doctor Szasz aplica su espíritu crítico, eminentemente racionalista y libertario, no solo a la psiquiatría (con especial énfasis en el
mito de la enfermedad mental y en los abusos de la psicoterapia y el Estado terapéutico), sino también a la familia, el matrimonio, la sexualidad, la educación, las emociones, las relaciones sociales, la medicina, las drogas, el suicidio, y muchos otros temas donde es indispensable hundir a fondo el bisturí desmitificador.