Descripción
1654. Un enorme esqueleto es desenterrado en un pequeño pueblo de Provenza, en el sur de Francia. Athanase Lavorel, una eminencia en anatomía de la Universidad de Montpellier, afirma, Biblia en mano, que son los restos de un gigante. Convencido de que podría tratarse de un santo, el Vaticano confía al cardenal Umberto Donatelli la misión de identificar las reliquias.