Descripción
Europa y Marruecos sólo están separados por el estrecho de Gibraltar y, sin embargo, las diferencias económicas y de garantías democráticas de ambos son inmensas. La proclamación de independencia de Marruecos de 1956 pareció abrir un horizonte de esperanzas sin precedentes, pero, medio siglo después, la realidad ofrece una visión descorazonadora: más de cuatro millones de personas viven en situación de precariedad y son incontables los marroquíes que desean emigrar a Europa o a Norteamérica; además, buena parte del país está carcomido por la corrupción y por un poder que encarcela o deporta a los disidentes. ¿Qué papel ha desempeñado la monarquía a lo largo de esos cincuenta años?