El pintor Darío de Regoyos y el poeta flamenco Émile Verhaeren, a quienes unía una gran amistad, realizaron juntos largos viajes por diversos países de Europa y mantuvieron una fecunda colaboración artística. En 1888, por invitación de Regoyos, Verhaeren acude a España y el pintor le enseña un aspecto del país poco visible para la mirada apresurada del turista, pero real y omnipresente a lo largo de la geografía hispana. Son sombras en la noche, tipos y paisajes, sensaciones fúnebres, espectáculos bárbaros, comidas, procesiones, muertes y fiestas, caminos de diligencias, costumbres de la religiosidad popular, posadas, paseos, bailes y canciones sobre los que el poeta escribe durante las pausas del viaje mientras el pintor realiza croquis y esbozos de todo lo que ven. Estas «Impresiones de artista» que Verhaeren publicó en la revista L’Art Moderne fueron la base del libro que, ilustrado con los dibujos de Regoyos, se publicó en 1899 con el título de España Negra, obra interesantísima, tanto por la gran personalidad artística de sus autores como por la insólita mirada que arrojan sobre ese lado oscuro de la vida española de la época.