Descripción
En el siglo XVIII, Las Cartas de Madame de Sévigné, aunque escritas en el siglo anterior, encajaban perfectamente en los ideales epistolarios de la Ilustración. En España, Pérez Bayer, uno de los preceptores de los infantes (hijos de Carlos III) las había adquirido como modelo y Jovellanos las tenía en su biblioteca. El hijo predilecto del monarca, el infante don Gabriel de Borbón y Sajonia, fue un gran escritor de cartas que podemos contemplar en el Archivo del Palacio Real (Madrid) y en el de Simancas (Valladolid). Son numerosas y variadas y están escritas con una cuidada caligrafía, de elegantes trazos altos y algo inclinados. No muy consciente de ello, don Gabriel llegó a ser el protagonista del panorama cultural de la Ilustración Española. Su vida se ofrecía como una obra de arte, ordenada, esforzada, cincelada y rebosante de las más variadas inquietudes. Se llevó a cabo una cuidadosa creación, con fines políticos y propagandísticos, de un infante humanista que encarnaba lo mejor de la educación carolina. Pero ¿fue todo así de idílico? En este tomo he creado —como ya se hacía en el género epistolar de aquel momento— unas cartas imaginarias, basadas en hechos verídicos, que nos van mostrando una serie de matices de la verdadera personalidad de don Gabriel ya que, directa o indirectamente, aparece en todas ellas.
