Descripción
Con una escritura desconcertante, sugestiva, poco complaciente y muy hermosa, esta novela busca en el olvido y en la memoria del narrador, a través de tres momentos vitales: infancia en los primeros setenta, la juventud en los ochenta y la madurez hasta la actualidad, con los que consigna la construcción de una imagen humana que nos saca la lengua en señal de cariñosa burla. La selección de materiales poco nobles, al tiempo que el uso de referencias clásicas del cine, la fotografía o la literatura, le dan un punto de vista político y estético irónicos. El recuerdo es un qué y también un cómo, en La radiante edad se confía en un lector que acepta los pactos de lectura, incluido aquel que niega los ya firmados; los falsos recuerdos y las invenciones levantan su ciudadela frente a las estructuras ideales de la memoria oficial. Las transiciones pasado-futuro-presente, aquí-allá, verdad-ficción, yo de la experiencia real-yoes del relato se encarnan con fuerza en capítulos que carecen de párrafos, por medio de una voz invasiva que expresa una educación sentimental y una visión de la existencia, cuestionadas a la par que descritas. Mala leche, diversión, gratitud, facilidad, ternura, asistimos a una fiesta que se desmadra y de la que cada asistente podría contar una anécdota extraordinaria.

