Descripción

Su tiempo en Broadway fue el de Eugene O’Neill, Tennesse Williams o Arthur Miller. Poseedora de un estilo inconfundible, fue la primera dramaturga norteamericana en traspasar fronteras, además de una guionista notable en un gremio tradicionalmente dominado por hombres. Durante medio siglo, Lillian Hellman fue un personaje clave en la vida cultural e intelectual estadounidense. Progresista militante, apoyó la causa de la República española y no ocultó sus simpatías por el comunismo, que le costarán ser perseguida por el macartismo. Su posición ante la caza de brujas fue ejemplar. Durante 30 años formó con Dashiell Hammett una de las parejas creativas y sentimentales más recordadas del siglo XX. Pasados los 60, vivió una segunda juventud como escritora gracias a una influyente y controvertida obra autobiográfica. Con talento y determinación, abrió caminos inéditos para la mujer en el mundo de la literatura y el entretenimiento. Tuvo el valor de exponerse y contarlo.